“El mundo cambia y la lengua cambia con nosotros”. Esa frase de Gustavo Martín Garzo resume la naturalidad con la que los escritores reciben las modificaciones que se introducirán en la Ortografía, aunque la mayoría de ellos se resiste a no acentuar el adverbio “solo” y a llamar “ye” a la “y”.
“Como escritor, lo primero es la libertad expresiva”, dice el poeta Antonio Colinas, “partidario de las normativas” y admirador de “la labor excepcional” que realizan las Academias de la Lengua Española pero que, como otros autores consultados por Efe, se acoge al “privilegio del creador” para tomarse con tranquilidad los cambios propuestos.
En parecidos términos se expresan también Soledad Puértolas, Martín Garzo, Juan José Millás, Antonio Muñoz Molina, Manuel de Lope y Andrés Neuman. Este último, nacido en Argentina y afincado en España, recomienda “no alarmarse por esos cambios”.
La Comisión Interacadémica encargada de preparar la nueva edición de la Ortografía ha aprobado ya el texto básico y, si bien su contenido no será definitivo hasta que el 28 de noviembre lo ratifiquen en Guadalajara (México) los máximos responsables de las 22 Academias, ya se conocen algunas novedades.
Aunque en esa reunión final podría haber cambios, de momento hay modificaciones que resultan llamativas, entre ellas denominar “ye” a la “i griega” y que en América deban dejar de decir “be alta”, “be larga”, “be baja” y “be corta” para la “be” y la “uve”.
También se suprime la tilde del adverbio “solo” y de los pronombres demostrativos, y se elimina, además, de monosílabos con diptongo ortográfico (”guion” y truhan”),